martes, 4 de junio de 2013

Conocimiento líquido en la normalidad del estudiante, Zygmunt Bauman.

              
          Puedo utilizar algunos de los conocimientos globales y aplicarlos en los cuidados diarios de mis mascotas. Puedo aplicar mis conocimientos, después de haberlos ojeados, varios libros sobre el manejo de los animales o, simplemente, guiado por el instinto, la experiencia o el sentido común. A partir de allí, los aplico. Estos conocimientos, los llevo a cabo, primeramente, en el cuidado de mis tortugas. Sé que hay que alimentarlas cada día, y a base de informarme, les pongo luz artificial ocho horas al día. Otro ejemplo, sería el cuidado de mis caballos, sé que, al igual que todos los animales, necesitan comida y agua, y saber que son animales que necesitan espacio para moverse. También, recurro al peinado de sus crines y su limpieza corporal cuando es necesario.

          Por otro lado, el cuidado de los conejos y de los otros animales más pequeños que tengo, lo hago de igual manera. Yo sé que hacen sus necesidades, comen y beben, por lo que sé que sus jaulas deben estar limpias y los cazos de la comida y los bebederos llenos.

          Por último, saber la cantidad de comida o la manera de realizar todas estas actividades, las he ido aprendiendo a través de consejos, preguntas, experiencias, e incluso de mi manera de ver el mundo.


domingo, 2 de junio de 2013

El valor del fracaso

                Del valor del fracaso podríamos decir que es uno de los más valiosos que posee el ser humano. Queramos o no, en la vida, se tiene que apostar por las diferentes oportunidades que se nos van presentando.
                 El fracaso es el más sabio de nuestros maestros, nos enseña las mayores lecciones de nuestras vidas. Nos encamina hacia el buen sendero y evitar retomar aquel que nos llevó a no alcanzar el éxito. Pero de lo malo se aprende, e incluso, tomar el fracaso como ejemplo, sirve para hacer las cosas de una manera mejor y a la vez, obtener un mayor éxito. Pero para llegar al éxito uno se debe levantar muchas veces y seguir adelante, aunque la caída haya sido rotunda.  El verdadero valor del simple emprendedor es el empeño y las ganas de obtener sus retos, y de no rendirse en la vida.
                Podríamos decir que el valor que posee se pierde, ya que el fracaso no es una sensación agradable. En la mayoría de los casos no falta el “ya te lo dije”, o simplemente se produce un rechazo. Dentro de nuestras vidas, hay personas que nos determinan y nos influyen de una manera ante nuestra iniciativa personal o en el ámbito profesional, y son voces que nos retienen en nuestra zona de confort. Pero nadie puede predecir el futuro y nadie tiene el derecho a juzgar las acciones o las intenciones de los demás, por muy arriesgadas que parezcan.

               Muchos de los mayores genios de la historia abandonaron esa zona que nos mantiene seguros para llevar a cabo, según se creía, sus proyectos o visiones de futuro consideradas simplemente inalcanzables. Pero hay que alejarse de las barreras o de lo que simplemente nos propone la realidad, y ser un poco fantasiosos.
               
              Si el fracaso no lo entendiésemos como una ayuda o como una experiencia, el valor de las vidas de los seres humanos perderían todo el sentido y, sin el fracaso, la realidad se quedaría estancada en sí misma.

Cabellera femenina

La cabellera era considerada un fetiche, es decir, algo que llevaba al ser humano a desear algo. La cabellera se cosificaba y era considerado un elemento erótico. Era tan valiosa la cabellera que se relacionaba con el oro. También, era un icono que representaba una mujer luchadora, como la “Bocca Baciata”. Era una obra polémica porque llevaba la cabellera suelta como símbolo de enfrentamiento a la sociedad. Mientras que si lo llevaba recogido, significaba que estaba casada.
                En las pinturas, las mujeres de los burgueses no podían aparecer desnudas, debían ser representadas leyendo, cosiendo o enseñando a los niños, todas estas eran actividades relacionadas con el mundo de la mujer.
                Existen varios tipos de cabellera. Por un lado está la cabellera mítica y la podemos relacionar con el mito de Medusa, una bella mujer que hasta los dioses la envidiaban por tener una cabellera bonita,  o el mito de Berenice, que lleva a la dama a cortarse el pelo como ofrenda a los dioses para proteger a su amado. Por otro lado, está la historia de Lady Godiva, cuya cabellera la protege del chantaje de su marido, o la historia de Isabel y Lorenzo. Y por último, la cabellera católica, se relaciona con María Magdalena, pecadora y discípula de Jesús. Jesús, le redime los pecados y la purifica, y ella le limpia los pies con su larga cabellera. Otro ejemplo es el de Santa María Egipcíaca, la cual deja su oficio por Dios, se corta su cabellera y muere retirada en el desierto.