martes, 23 de octubre de 2012

Mester de Clerecía

Se llama Mester de Clerecía a la literatura medieval compuesta por clérigos, es decir, hombres instruidos y no necesariamente sacerdotes. Podían ser nobles, como Pedro López de Ayala, Sem Tob… Estos clérigos habían cursado altos estudios. La escuela de poetas del mester de clerecía se creó entre los siglos XIII y XIV. En esa época las personas carecían de saberes cultos, opuestas a los saberes de los clérigos. 
 
Las personas no entendían el latín, y por ello, los clérigos, empezaron a escribir en castellano, ya que querían instruir y transmitir conocimientos y que llegasen al mayor número de personas posible.

Como he dicho, el término clérigo era aplicado a los hombres de los monasterios (monjes, ermitaños) o hombres con destrezas universitarias. Y junto a ellos, se trataban temas religiosos, como las vidas de santos. En el Mester de Clerecía resaltaba la consciencia del autor y la preocupación por la forma estética.
Los monasterios y abadías se convirtieron en los principales lugares para la salvaguarda y difusión de la cultura, es decir, eran centros del saber. Un ejemplo es “el Monasterio de Santes Creus” (Tarragona).
Las características del Mester de Clerecía son las siguientes: escriben con una finalidad didáctica, es decir, con la finalidad de enseñar. Los temas eran religiosos inspirados en la tradición grecolatina. Se inspiran en libros, con temas repetidos, adoptan y traducen libros de otras lenguas al castellano pero no hay nueva temática. Por ello tenían que estar dotados de altos conocimientos.

La métrica utilizada era la de los versos alejandrinos. Estos versos de catorce sílabas, son de rima consonante, es decir, riman vocales y consonantes, llamada “cuaderna vía”. El léxico utilizado es más culto que el de los juglares. La cuaderna vía es el tipo de estrofa de la métrica española utilizada por el Mester de Clerecía. Denominada también tetrástrofo monorrimo, se compone de cuatro versos alejandrinos, es decir, de catorce sílabas, con uniforme, repartidos en dos hemistiquios de siete sílabas, con pausa.

Las fuentes a las cuales transcurrían para inspirarse, son fuentes escritas, con frecuencia apelan al testimonio del libro como prueba máxima de veracidad y autoridad. Las fuentes utilizadas son. En primer lugar la Biblia, ya que uno de los temas principales eran religiosos, traducida tempranamente al romance. En segundo lugar fuentes latinas y francesas.
Se inspiran, también, en los saberes del mundo grecolatino, que estaban recogidos en multitud de libros que quedan en los monasterios medievales. Influyen mucho las colecciones de cuentos.
Tienen influencia francesa como la “cuaderna vía”, y a través del Camino de Santiago, es una ruta que servirá de intercambio cultural. Influencia italiana: Dante, Petrarca, Bocaccio, Ovidio. Recurren a la mitología clásica.
Las obras y autores más importantes son: Gonzalo de Berceo con Milagros de Nuestra Señora, pone el poder de la Virgen ante la salvación de las almas; Vida de San Millán , Vida de Santa Oria, Vida de Santo Domingo de Silos, entre otras, vemos la característica utilizada en el tema vida de santos. Por otro lado encontramos a la obra más importante de Juan Ruiz, también conocido como arcipreste de Hita es: el libro del buen amor, donde su intención era sumergir al lector al “buen amor”, amar a Dios y los casos de amor que se citan, se deben evitar, por lo tanto, es un didactismo de las aventuras amorosas.
El estilo de las obras era de temática religiosa, se usaba la tradición escrita, es decir, poesía para ser leída; estas obras presentan la “cuaderna vía”; Gonzalo de Berceo y Juan Ruiz están en el papel de clérigos y dan una intención didáctica y moralizante, enseñar a amar de forma divina, es decir, a una divinidad. Y usan el lenguaje popular para facilitar la transmisión.
Hay pequeños matices que los diferencian. Berceo era conocedor del romance, por ello usa formas sintácticas más complejas y crea palabras por derivación. Usa la retórica para embellecer: comparaciones, metáforas, diminutivos, anáforas, etc.; para dar sentido cristiano. Usaba palabras clave para obtener la atención del hablante y emplea recursos juglarescos. Juan Ruiz, en cambio, introduce el lenguaje popular, sin cultismo, con refranes usados por la gente, ya que se quería llegar a ella. Usa llamadas de atención típicas juglares y da referencia a eufemismos sexuales, es decir, una visión grotesca considerada tabú. Usa la bimembración, juegos de palabras, comparación, metáforas…

En el periodo del Mester de Clerecía, hay obras que son anónimas. Como pueden llegar a ser Libro de Alexandre, del héroe Alejandro Magno; el libro de Apolonio, relato de amor y de aventuras que narra su vida. Por último el poema de Fernán González, conde castellano que consiguió la independencia de Castilla frente a León.

Además de estas obras también existen otras en pareados de versos cortos: Vida de Santa María Egipcíaca, Libro de los Tres Reyes de Oriente, ¡Hay Jerusalén! Y los poemas de debate: Disputa del alma y el cuerpo, Razón de amor con los denuestros del agua y el vino, y Elena y María. Una característica comuna es que no usan la “cuaderna vía”
También, Podemos encontrar obras fragmentarias, es decir, obras de las cuales se sabe su existencia gracias al hallazgo de pequeños fragmentos. Cantar del rey don Alonso, sobre el rey sabio y sus conflictos con Sancho IV, unos himnos al Oficio de la Pasión, unas Horas del Espíritu Santo, unos Gozos de la Virgen y una Oración a Santa Magdalena, de los siglos XIII o XIV.
Por último se han encontrado obras perdidas, podemos encontrar una continuación de la vida de Alejandro Magno, que conoció y leyó don Íñigo López de Mendoza y cuyo rastro se pierde en sus manos; una Vida de Santo Toribio de Liébana, de la que sólo podemos imaginarnos cómo era por escenas que están representadas en los capiteles de la iglesia, así como dos vidas que han quedado del santo en prosa; y una Vida de Santo Domingo de Guzmán. Traslación de los mártires de Arlanza por Gonzalo de Berceo.
En la Europa de los siglos XII-XIII se dio culto a la virgen. Dejó fuerte imagen en la iconografía y la literatura, muestra de la cual son Los Milagros de Nuestra Señora. Berceo pone el poder de la virgen ante la salvación de las almas. La estructura de la obra consta de dos partes: la introducción y veinticinco milagros.
La introducción da a conocer el protagonista que se identifica con Berceo y es narrador. Se manifiesta en forma de romero en un jardín, símbolo del Paraíso y símbolo de un hombre caído que anda en busca de la gracia perdida. 
 
Los Milagros muestran las acciones misericordiosas de María y del poder de Cristo. María es maternal, autoritaria, fuerte y severa. Como una madre, que riñe y socorre a sus devotos.

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